Cuando Jaromir Hladík yacía aprisionado en un acantonamiento en las riberas del Moldau esperaba su fusilamiento mientras acopiaba horas, minutos, segundos… Su imaginación acometía cientos de ejecuciones que se archivaban con detalles en su mente, revivía una y otra vez el hecho, preveía cada posibilidad de cambio y cada improbable variante para eliminar la contingencia. Pretendía burlar el miedo a lo desconocido, quizá familiarizarse con la idea de muerte para que una vez llegado el momento del disparo no temiera. Así, Hladík reflexionó coincidentemente como yo lo hice alguna vez: la realidad no suele coincidir con las previsiones; con lógica perversa infirió que prever un detalle circunstancial es impedir que éste suceda.
Un Hladík iluso hubiera querido imaginar Todas las posibilidades para que simplemente el fusilamiento nunca se concretara. Desafortunadamente para Hladík sólo había dos posibilidades:
A) Siguiendo con la reflexión planteada, el fusilamiento no coincidiría con ninguno imaginado, y el saber esto no eliminaría el miedo, lo cual era el objetivo inicial.
B) Pronosticaba en vano aquel instante ya que, finalmente, si pensaba Todas las posibilidades, alguna de ellas acabaría por ser profética y el imaginar cuál de ellas sería la real sería una tortura terrible y además una vuelta al inicio (como si ninguna hubiese sido imaginada por carecer de certeza alguna sobre otra).
Un Hladík iluso hubiera querido imaginar Todas las posibilidades para que simplemente el fusilamiento nunca se concretara. Desafortunadamente para Hladík sólo había dos posibilidades:
A) Siguiendo con la reflexión planteada, el fusilamiento no coincidiría con ninguno imaginado, y el saber esto no eliminaría el miedo, lo cual era el objetivo inicial.
B) Pronosticaba en vano aquel instante ya que, finalmente, si pensaba Todas las posibilidades, alguna de ellas acabaría por ser profética y el imaginar cuál de ellas sería la real sería una tortura terrible y además una vuelta al inicio (como si ninguna hubiese sido imaginada por carecer de certeza alguna sobre otra).
La primera es fiel al presupuesto planteado y más posible. Vale decir que esta idea es jodidamente certera (o mejor, digamos de imprecisión diminuta) aunque nunca absoluta. Lo cierto es que, en mi experiencia, nunca he podido desmentirlo. Hay que “esperar lo inesperado” siempre. Si yo creyera en Guy de Maupassant, quien dijo alguna vez que “la dicha está sólo en la esperanza, en la ilusión sin fin”, ay, qué desgracia sería mi vida entonces.
4 incisión(es):
¿te soy honesta?
veo una ligera línea que me dirige al tema dado, pero como para variar un poco, creo que no estoy captando bien todo xD me loqueaste con los últimos párrafos.
Bueno, no sé, tal vez la sal se me metió en el cerebro, o tal vez son diferentes enfoques a un mismo tema, pero lo que yo escribí no se parece nada nadita xD
jajajaja igual, la próxima vez propondré "El desarrollo de las relaciones en la serie Beverly Hills 90210 y como esta influenció en los jóvenes de ahora (que en verdad solo vieron las repeticiones, no la original)" y te daré la foto esa de mi display para que la coloques xD
bueno. nada más. creo
jojojojo :L
agüita salada ^^ yeeeee :D (imagínate el emóticon de la niña de rosado que se mueve de un lado a otro)
(jajajaja xD que idiota que soy)
Nada de idiota, eres genial y amena.
Creí que el tema tenía que ver con "(...) cómo las cosas nunca salen como uno las planea y salen mejor súbitamente". ¿O no? Ay, a veces creo que escribo muy herméticamente o apesto, ya no sé... en todo caso creo que toqué el punto acordado ( aunque muy parcialmente, sí). Leeré tu entrada próximamente. Saludos.
Esperar lo inesperado
Aahhhhh si lo inesperado no fuera tan jodidamente impuntual.
Una vez leí que todos los planes perfectos salen perfectamente mal. Tiene su lógica.
oie!!!.. me has bloqueado? xD
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